Friday, June 23, 2006

Ejercicios vitales para un cristiano



































































































































































Monday, June 19, 2006

Reflexión : Jehová está contigo

Hechos 7:9-10
Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto, pero Dios estaba con él, y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.

Génesis 39:1-2, 20-21
Y tomó su amo José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero Jehová estaba con José, y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.


Un hombre acostumbrado a lograr sus propósitos con engaños, también fue engañado por su suegro. Este hombre fue Jacob quien compró la primogenitura de su hermano Esaú y luego engañó a su padre Isaac y recibió la bendición que le pertenecía a Esaú. Jacob tuvo que huir de la tierra de su padre porque Esaú buscaba matarle. Isaac, su padre, lo envió a la tierra de Labán. Allí Jacob se enamoró de la hija menor de Labán e hizo un trato con él. Jacob se comprometió a trabajar para Labán durante siete años para poder casarse con la mujer que amaba, Raquel, pero en vez de ella le fue entregada su hermana mayor Lea. Entonces le costó otros siete años de trabajo lograr allegarse a Raquel. Y este fue el inicio de la línea de Jacob. Tuvo una familia numerosa; de Lea, la mayor, engendró seis hijos, de su amada Raquel engendró dos, y por si fuera poco engendró dos de la sierva de Lea y dos de la sierva de Raquel. Era una familia compuesta por un padre, cuatro esposas y doce hijos, seis de una, y dos de cada una de las otras tres, ¿sería una familia disfuncional? Después de veinte años de servicio a Labán y del nacimiento de José, Jacob quería volver a la tierra de Isaac su padre, Labán trató de engañarlo una vez más pero Jacob logró escapar. Los dos hijos de la amada Raquel eran sus hijos preferidos, no solo eran hijos de la esposa predilecta de Jacob sino que también los tuvo en su vejez, porque Raquel era estéril y no fue hasta que por intervención divina le fue posible concebir que pudo tener a José y a Benjamín.

La Biblia nos dice que José era un joven de hermoso semblante, lo lamentable para él era que había quienes querían borrarle la belleza de su rostro. Este joven era un soñador, pero no era un soñador cualquiera; sus sueños no solo tenían significado sino que eran sueños dados por Dios con propósitos ulteriores.

Sueños... y cuándo ustedes escuchan hablar de sueños, ¿en qué piensan? ¿Cuántos aquí han soñado? ¿Cuántos sueñan aún? A nosotros los jóvenes nos encanta soñar, poner la mente a volar. Y digo nosotros los jóvenes porque para soñar necesitamos ser como niños. Sí, un niño que no se conforma con un no, un niño de esos que creen que un carro se puede comprar con un dólar o que puede tocar una estrella si consigue la escalera más alta del mundo. Yo recuerdo cuando mi hija Cristal del Mar era pequeña y yo disfrutaba cuando ella se despertaba en las mañanas y con su carita llena de ilusión me contaba sus sueños. Pero según ha crecido, sus sueños han disminuido, pero sigue soñando, y ya no son sueños de fantasía, sino que Dios le revela a través de sus sueños y sus sueños se cumplen. ¿Qué piensan entonces? ¿Será importante soñar? Yo creo que sí. Me da lástima cada vez que oigo frases tales como : “es que vive en un sueño”; “los sueños, sueños son”; “perro flaco soñando con longaniza”; “el que vive de ilusiones, muere de desengaños”. Pero a mí no me da ninguna aprehensión decir que yo sueño. ¿Con qué sueñas tú?


Yo quiero compartir una historia contigo que marcó mi vida y creo que podría marcar la tuya. Yo tuve una profesora que estudió ballet toda su infancia y toda su adolescencia y era considerada por todos sus maestros una joven prodigio. Fue una de las bailarinas más destacadas del ballet Cascanueces por muchos años. Cuando llegó a la universidad llegó hasta Ucrania en un viaje de intercambio estudiantil. Cuando estuvo en Ucrania audicionó para formar parte del cuerpo de ballet más famoso de toda Europa. El director evaluó su espectáculo durante 5 minutos el cual fue magistral. Al final de su presentación se acercó al director y llena de seguridad le preguntó si tenía talento como bailarina. El director con el rostro endurecido le dijo : “La verdad es que creo que NO.” La joven lloró amargamente y nunca volvió a bailar ballet, transcurrieron 20 largos años, y en ese tiempo aquella mujer regresó a Puerto Rico, completó sus estudios, trabajaba como profesora universitaria pero había vivido llena de frustración y amargura porque no cumplió su sueño. Un día supo que se presentaría en San Juan el cuerpo de ballet más famoso de Europa, el Bolshoi, y compró una de las taquillas más costosas para tener ciertos privilegios. Cuando acabó la función, fue donde el director, el mismo que le había dicho que NO, y le preguntó si la recordaba. ¿Se acuerda de mí? No, contestó el director. Hace 20 años hice una audición para usted. ¡Ah! no la recuerdo, ¿por qué habría de recordarla? Audicioné para usted y me dijo que yo no tenía talento como bailarina. ¿Eso le dije?, siempre le contesto lo mismo a todas las que audicionan. La profesora estalló en ira, lo insultó, le recriminó que había destruido su máximo sueño. Cuando ella terminó de vociferar, él le dijo : “¿Sabe una cosa? Ahora me convenzo de que no hubiera podido llegar a ser bailarina del mejor cuerpo de ballet de Europa, porque si dejó que una sola persona, una sola y nada más, le destruyera su sueño, usted no hubiese tolerado todo lo que venía por delante... ¿Moraleja? No dejes que nadie te robe tus sueños, tus anhelos, tu visión, tu llamado...

Todavía oímos sueños día a día, pero ¿qué tipo de sueños? Tener fama, dinero, la chica más linda, el chico más popular... Hay que soñar pero nuestros sueños deben estar cimentados en Dios. Dios nos pone sueños en nuestras mentes y en nuestros corazones y está en nosotros creerlos o no. Personalmente, tengo muchos sueños que se han cumplido pero otros están en el valle de sombra pero sigo firme creyendo que Dios concederá los anhelos de mi corazón y tengo esa seguridad porque yo me mantengo fiel y obediente a El sin importar las circunstancias que me rodeen. Cada sueño que nazca en tu mente o en tu corazón, llévalo ante Dios. Busca cimentarlo en Dios que es la roca firme.

Algunos eruditos modernos afirman que los sueños son para personas de muy poca relación con Dios; se amparan para afirmar esto en el hecho de que la mayoría de los sueños significativos en la Palabra sucedieron en personas cuya relación con Dios aún no había madurado a un alto nivel. Yo no estoy muy convencida de esto. Me remito a la Palabra misma; la Biblia tiene la particularidad de que sus misterios y cosas no muy entendidas por personas comunes son reveladas en ella misma. Una cosa era la realidad de que el trato de Dios para la época en que se da esta historia de José prácticamente estaba en pañales y otra es afirmar que los sueños no deben ser parte de la revelación de Dios para los creyentes de hoy día. Ciertamente la supremacía la tiene el contenido bíblico sobre toda otra consideración; pero es precisamente en el contenido bíblico que encontramos en Números 12:6-8 que por Aarón y su hermana María ponerse a hablar lo que no debían de Moisés, Dios determinó que a excepción de Moisés hablaría por visión o por sueños.

Y José soñaba... y esos sueños estaban bien cimentados, porque fue Dios mismo quien los puso, esos sueños eran revelaciones de Dios. Y José tuvo dos sueños significativos donde vio como los manojos de trigo de cada uno de sus once hermanos se inclinaban ante su manojo de trigo, y como el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante él. El primer sueño causó la molestia de sus hermanos y el segundo sueño causó molestia aún en su padre que tanto le amaba. ¿Pero saben qué? Hay revelaciones de Dios que le causan molestia aún a gente de Dios.

José; ahora se encontraba desnudo en una cisterna abandonada, breves momentos antes lucía la hermosa túnica de colores que le había regalado su padre; hoy no significaría mucho el lucir una túnica de colores pero en su época significaba un status de honra respecto al resto de la familia; lo triste del caso es que los que lo habían desnudado y puesto en aquella cisterna eran nada menos que sus propios hermanos. No era un simple escarmiento lo que recibía, era que se había volcado sobre él toda la insidia y el coraje producto de una diabólica envidia de parte de sus medios hermanos al punto de que querían matarle. Pero Dios no lo permitió porque tenía un propósito con la vida de este joven tal como Dios tiene un propósito con todo aquel que le sirve fielmente. A sus 17 años José pasó de un estado honroso a un estado de deshonra y vergüenza a causa de la envidia de sus hermanos. ¿En qué lugar estamos nosotros? ¿En el lugar de José o en el lugar de sus hermanos? Y es que la envidia es un pecado sumamente detestable ante la presencia de Dios, de hecho, la caída de aquel Querubín que quiso ser semejante a Dios la causó el envidiar la posición de Dios. ¿Qué pensamientos pudieron pasar por la mente de José ante tal aberración abusiva? No eran enemigos los que le sometían a tal vergüenza, eran sus hermanos. Pudiésemos inferir que aquel joven quizás se preguntaba a sí mismo ¿Qué mal he hecho para merecerme esto? ¿Qué culpa tengo yo de ser hijo de la amada Raquel? ¿Qué culpa tengo yo de que mi padre me honrase y no a ellos? ¿No fui yo quién les llevaba alimento a sus lugares de trabajo? ¿Fue pecado para mí que desease la corrección de su mal proceder? De repente la cubierta del pozo es abierta, la claridad repentina sobre aquellos ojos que se habían acostumbrado a la oscuridad le ciegan momentáneamente pero puede distinguir los ojos traicioneros de sus hermanos que se aprestan a venderle como esclavo a los madianitas. Y yo te pregunto, ¿había abandonado Dios a José? NO. Dios no lo había abandonado, y aún a través de su sufrimiento, Dios lo estaba bendiciendo. ¿Se cumplió el propósito de Dios? SI. José les rogó con desesperación que no lo vendieran, posiblemente envuelto en llanto se le entrega en manos de aquellos mercaderes; esto no es una mera inferencia pues en de Génesis 42:21 dice “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos”. Que triste es que busquemos compasión y misericordia en medio de nuestros hermanos y que no la encontremos, sino que por el contrario seamos vendidos como meros esclavos. Un vestido de esclavo le fue puesto a toda prisa. Y no solo perdió el vestido de honra sino que ahora lo querían separar de aquel que le honró; lo querían separar de su padre; pero ese padre tenía un Dios, y parte de la grandeza de ese Dios es que es omnipresente y omnisciente, así que sabía de las intenciones de estos malvados hermanos y estaba allí al lado de José. La Biblia reitera en varias ocasiones “El Dios de Jacob iba con José”.

Así que no importa cuanta insidia y traición venga sobre tí; si el Dios de Jacob va contigo El te va a bendecir; y es bueno que sepas que cuando Dios bendice nadie puede impedir que Sus propósitos se cumplan. Él es el Dios que te bendice en la libertad y es el Dios que te bendice en la prisión, El es el Dios que te bendice en la paz y El es el Dios que te bendice en la guerra, El es el Dios que te bendice en la abundancia y El es el Dios que te bendice en la escasez, El es el Dios que te bendice en la salud y El es el Dios que te bendice en la enfermedad. Óyelo bien hermano y hermana; podrán dejarte desnudo, te pueden echar en una cisterna los que te odian; pero la bendición de Dios que está en tí, te garantizo que no podrán, jamás, jamás, jamás destruirla, no podrán evitar, jamás, jamás, jamás que el Dios de Jacob vaya contigo. Todo aquello sobre lo cual Dios te ha puesto por mayordomo es tuyo y nadie te lo puede quitar, sea enemigo o sea hermano, solo aquel quién te lo dio puede hacerlo, todo lo que Jehová te da solo El te lo puede quitar. Tu sueño más anhelado, si está cimentado en Dios, El te lo concederá. Por eso en la calamidad, Job reconoció “Jehová dio y Jehová quitó sea el nombre de Jehová alabado” porque él sabía que le había sido fiel, por tanto lo que le sucedía cumplía un propósito en Dios. Es mejor un desnudo con vergüenza, integridad y dignidad que uno bien vestido pero sinvergüenza, infiel e indigno. José era un príncipe del Dios de Jacob no por la vestimenta que Jacob le había dado sino por su fidelidad a Dios, por su nobleza, por su integridad por su vergüenza. Si te quitan tus vestimentas de honra procura mantenerte fiel a Dios y Dios te revestirá, renovará, regenerará, restaurará...
Pero José una vez más queda desnudo en casa de Potifar pero esta vez por mantener su honra de siervo de Dios y no deshonrar la confianza de su amo. Potifar sabía de la dignidad de José pero los lazos conyugales pudieron más que la honra de José. Y José fue calumniado, acusado injustamente y sentenciado a una cárcel egipcia. Y yo te pregunto, ¿había abandonado Dios a José? NO. Dios no lo había abandonado, y aún a través de su sufrimiento, Dios lo estaba bendiciendo. ¿Se cumplió el propósito de Dios? SI. ¿Quién envió a José a Egipto? No fue Jacob. No fueron sus hermanos. No fue Faraón. Fue Dios mismo. El Dios de Jacob estaba con José. La Biblia dice en Génesis 39:21-23 “Más Jehová fue con José, y extendió a él su misericordia, y le dio gracia en ojos del principal de la cárcel. Y el principal de la casa de la cárcel entregó en manos de José todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que hacían allí él lo hacía. No veía el principal de la cárcel cosa alguna que en su mano estaba; porque Jehová era con él, y lo que él hacía Jehová lo prosperaba”.

Hermanos, se hablarán cosas malas de nosotros, se levantarán calumnias, seremos acusados injustamente, seremos desterrados y apartados de los que amamos, nos tocará sufrir pero aún así no debemos abandonar nuestra misión de Dios. Hermanos, sea cual sea el arma o mecanismo que usen contra tí, si Jehová está contigo como estaba con José todo lo que Dios ponga en tu mano será prosperado. Así que no debemos preocuparnos por nada ni nadie que pretenda hacernos daño porque para vergüenza del que trata de hacernos mal, Jehová prosperará nuestras vidas así nos metan en la mazmorra de más adentro. Dios no miente, la palabra de Dios es real cuando dice en Isaías 54:17 “Ninguna arma forjada contra tí prosperará, condenarás toda lengua que se levante contra tí en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mi vendrá”. Por esto es que nosotros debemos permanecer tranquilos cuando Dios nos muestra las armas forjadas contra nosotros; vivimos con la certeza de lo que dice el Salmo 46:10-11 “Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros nuestro refugio es el Dios de Jacob”. Por eso mantente como ciego, sordo y mudo ante los que atentan contra tu sueño, visión, llamado, ministerio porque hay uno por tí que ve y oye lo que contra tí se teje a tus espaldas, porque cuando Jehová hable, Su omnipotencia quedará demostrada deshaciendo todo aquello que se levante contra tí sea de frente o sea a tus espaldas.

José pasó de soñador a intérprete de sueños durante su tiempo en la prisión. Sucede que Dios permitió que dos servidores del Faraón, el jefe de los panaderos y el jefe de los coperos, delinquieran contra el Rey de Egipto y fueron a parar a la misma cárcel que José administraba. Un sueño tuvo cada uno de ellos en la cárcel en una misma noche, ambos sueños perturbaron su paz y sus semblantes reflejaban profunda tristeza. José interpreta sus sueños, uno va a morir, el otro va a prevalecer. El Copero del Rey prevaleció, pero como suele ocurrir cuando se le ayuda a un ingrato este se olvidó del que le interpretó el sueño. José le había dicho en Génesis 40:14-15 “Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. Porque fui hurtado de la tierra de los Hebreos; y tampoco he hecho aquí para que me pusiesen en la cárcel”. Y yo te pregunto, ¿había abandonado Dios a José? NO. Dios no lo había abandonado, y aún a través de su sufrimiento, Dios lo estaba bendiciendo. ¿Se cumplió el propósito de Dios? SI.

Pero como José, así nos pasa muchas veces a los creyentes; ¿cuántas veces hacemos el bien a cambio de nada y se nos paga con ingratitud? ¿Cuántas veces se nos mete en una cárcel sin razón? Nos meten en cárceles que son más hirientes que las cárceles de detención. ¡Que triste es que aunque estemos libres nos hagan sentir aprisionados!

Pero, después de dos años de estar José en la prisión sufriendo el olvido por parte del Copero, el Rey tiene un sueño que perturbó su paz. Los sueños con significados siempre tienden a causar ese estupor. Ningún sabio o astrólogo o especialista de la cartomancia podía interpretar aquello pues el sueño tenía su particular interpretación y la misma vendría de Dios en boca de José. Entonces el Copero del Rey le testificó al mismísimo Faraón sobre el poder de Dios. Y Dios se glorificó en la vida de José una vez mas permitiéndole interpretar los sueños del Faraón. José le explicó que Dios le había revelado que vendrían siete años de prosperidad en la Tierra seguidos por siete años de hambre. Fue entonces que el Faraón reconoció el poder de Dios en José y lo elevó a una posición de gran poder. José pasó de ser un esclavo y un prisionero a ser gobernador de Egipto. Como el Faraón, nosotros no encontramos nuestras respuestas en lugares y gentes no apropiados solo encontraremos respuestas cuando descansamos en el poder de Dios. Y Faraón puso vestiduras de lino finísimo a José y le fue puesto el anillo del mismísimo Faraón. Ahora José tenía el mismo poder de Faraón.

Como José dijo, hubo siete años de prosperidad seguidos de siete años de hambre pero en Egipto no hubo escasez de nada. Y esta hambre se sintió también en la tierra de Canaán, o sea, en la tierra de Jacob, el padre de José. Los hermanos de José descendieron a Egipto a comprar alimentos y en el camino recibieron una fuerte convicción del mal que ellos le habían hecho a su hermano al venderlo como esclavo. Todos los hermanos de José fueron ante su presencia. Y sin reproche, sin juzgar, sin condenar, en intercesión y Gracia, José recibió a sus hermanos, les dio de comer, los vistió y los perdonó. José pudo vengarse, él tenía el poder para que sus hermanos fuesen capturados y hecho esclavos, pero no lo hizo. El amor de Dios que existía dentro de José fue mayor que todo espíritu de venganza. Hermanos, es solamente a través del amor de Dios que nosotros podemos resistir y vencer en momentos difíciles. Cuando permitimos que el amor de Dios se refleje en nuestras vidas, cuando permitimos que su misericordia se revele en todo lo que somos, entonces podremos vencer todo impulso de la carne. Cuando nos dejamos guiar por Dios y confiamos en El en todo momento entonces veremos la Gloria de Dios.

Para concluir. Podemos resumir diciendo que de toda la comodidad en que vivía José; fue llevado, arrastrado, empujado.... Lo que aconteció en la vida de este joven fueron cosas que a primera vista aparentaron ser maldiciones. José tuvo sueños cimentados en Dios y sus hermanos no le creyeron, ni siquiera su padre que lo amaba tanto le creyó; al contrario, se molestaron. De visionario de Dios, José pasó a ser burlado por sus hermanos. De vestido de honra, José pasó a la desnudez. José fue maltratado y echado en un pozo. De libre, José fue vendido a la esclavitud. De amante de lo correcto, José pasó a ser acusado injustamente, fue acusado sin delito y fue encarcelado. Pero, ¿qué hubiese acontecido si José no se sometía a todas estas pruebas? La respuesta es fácil, seguramente la mayoría o todas las doce tribus de Israel hubiesen muerto debido al hambre que cayó sobre la Tierra. A través de la historia de José encontramos dolor, sufrimiento, y amargura, pero ¿saben lo que no encontramos? No encontramos que José le fuese infiel a Dios. No encontramos que José perdiese la fe en Dios. Sin embargo, Dios no le había revelado a José en los sueños los vituperios, ni las pruebas, ni la soledad, ni el dolor... Dios quería que José confiara solamente en El, en Su buen juicio, en Su plan perfecto. Todo ese sufrimiento fue necesario para que Dios formase el carácter en José. ¿De qué otra manera hubiera formado el carácter templado, compasivo y misericordioso que salvaría de la hambruna y hasta de la muerte al pueblo de Israel? A pesar de la adversidad, a pesar de la situación, a pesar de las circunstancias, José mantuvo su fe en Dios. José no sabía porque llegaba a cada uno de los lugares que estuvo pero en todo lugar llegó a servir. Donde quiera que estemos si le servimos a Dios seremos bendecidos y la bendición se extenderá a los que nos rodean.

Llamado. ¿En esta mañana, te identificas tú con José? ¿Has visto alguna vez tus sueños, tu visión, tu llamado, o tu ministerio aparentemente aplastado hasta parecer que ya no te queda nada más? No dejes que nadie te robe tus sueños. Si tenemos un sueño grande, una visión grande, un propósito grande, un ministerio grande, quiere decir que tenemos una fe grande. Acércate al altar de Dios, Dios te invita en esta mañana a acercarte a El. Dios quiere revelarte. Dios quiere concederte los sueños que El ha puesto en tu mente y en tu corazón. Si le crees a El, si pones tu fe en El, El te los concederá...
Si estabas vestido de honra y te han llevado a la desnudez; ven al altar de Dios, El te revestirá con toda la autoridad y el poder de Dios.
Si te han arrojado a un pozo profundo y sientes que no hay salida; ven al altar de Dios, El te honrará, te exaltará, te hará resplandecer, te pondrá muy sobre lo alto.
Si has sido falsamente acusado; ven al altar de Dios, El te libertará.
Si te sientes encarcelado; ven al altar de Dios, El te libertará.
¿Estás en medio de la prueba? ¡ Señor, me dijiste que me exaltarías, que tengo un ministerio poderoso, que me usarías, que salvarías mis hijos, que salvarías mi esposo, que salvarías mi matrimonio, que concederías el anhelo de mi corazón y mira donde estoy !
Si estás en medio de la prueba, en medio de la aflicción; ven al altar de Dios, como hizo con José, en medio de tu aflicción; Dios te está guardando, Dios está formando tu carácter, Dios te está bendiciendo, Dios te está prosperando, Dios está completando Su obra en tí...
Dios está trabajando en tí y llegará el día de la exaltación, de llegar al lugar prometido, de ver tus sueños cumplidos, el día que reconozcan la autoridad y el poder de Dios en tí. Dios te hará fructificar en la tierra de aflicción. He aquí el "rhema": la bendición mayor es pasar a través de la prueba y fructificar, ver cómo Dios en medio de la prueba te hará un vencedor.. La bendición está cuando puedes mantenerte de pie en el lugar donde traten de destruirte y allí, ¡ser bendecido por Dios! Mantenerte bendecido aún en un lugar de dificultad, aún en medio del problema, de la dura prueba, cuando Dios cambia tu lamento en baile, cuando Dios cambia tu tragedia en victoria.
¿Te atreves a venir al altar y dar gracias a Dios por todo lo que has pasado?, ¿por lo que estás pasando?, ¿por lo que pasarás?
¿Te atreves a venir al altar y dar gracias por los que te han menospreciado, por los que te han herido, por las noches de soledad y lágrimas, por las pruebas?
Ven al altar de Dios, aquí está la peña de Horeb que está brotando, Dios te quiere bendecir.